viernes, 30 de mayo de 2014

Jack el Destripador


A mediados del siglo XIX en Inglaterra hubo una gran afluencia de inmigrantes irlandeses, refugiados judíos del este de Europa y de la Rusia imperial, lo que superpobló las principales ciudades inglesas. En la parroquia de Whitechapel, en el East End, se comenzaron a sentir los estragos del exceso de población, lo cual provocó un decaimiento en las condiciones de trabajo y vivienda, así como el significativo desarrollo de una subclase económica. De igual manera, los robos, la violencia y la dependencia del alcohol se convirtieron en asuntos de naturaleza habitual para sus habitantes, mientras que la pobreza endémica encaminó a muchas mujeres a recurrir a la prostitución como último recurso para subsistir. En octubre de 1888, la Policía Metropolitana de Londres estimó que había un total de 1200 prostitutas y 62 burdeles en Whitechapel. El racismo, la delincuencia, los disturbios colectivos y la auténtica pobreza alimentaron la percepción pública de que Whitechapel era una guarida de inmoralidad.