Sé que puede parecer horrible, a
algunas personas macabro, pero era una forma más de entender la vida. En el
s.XIX la muerte estaba a la orden del día, las malas condiciones higiénicas hacían
que las epidemias se propagaran rápidamente,
por lo tanto la muerte era algo que los habitantes de esa época esperaban
abiertamente, sin tapujos a la hora de hablar de ella porque no era un tema
prohibido, era un tema de actualidad. La fotografía post-mortem no se
consideraba morbosa, debido a la ideología social de la época, el Romanticismo.
En pleno Romanticismo la vida se
veía como una gran carga, el pesimismo rodeaba la vida, la muerte no puede
traer otra cosa que alivio, libertad. Significaba la tranquilidad y el descanso
del alma atormentada, por eso es que los románticos se sentían atraídos por los
temas fúnebres; la noche, los cementerios y la muerte como única manera de
liberarse de la melancolía y alcanzar la inmortalidad del alma.
La muerte era parte de la vida,
muchas veces vista como un regalo, por lo tanto dista mucho de la idea que
tenemos hoy en día. Para nosotros es un tema prohibido, muy desagradable hablar
de ello. Ellos simplemente retrataban lo que era ley de vida. La mayoría de
fotos son de niños, tiene sentido, la fotografía de aquella época era muy cara
y no daba tiempo a retratarlos en vida. Enseñando estas fotos me han llegado a
decir que estoy enferma, la sociedad de hoy en día lo considera así. Solo hay
que abrir un poco la mente y entender que era el único recuerdo que iban a tener
de un ser querido, aunque su alma ya estuviera lejos.
Los retratos post-mortem se
podían hacer de varias formas, simulando que el muerto estaba vivo y todo lo
que ello conlleva: ojos abiertos, cadáver de pie o sentado, leyendo, con
familiares, a veces simulando una situación cotidiana como una cena en familia.
También se podía simular con vida
al fallecido pero esta vez que pareciera que estaba dormido, esta práctica se
realizaba con los niños, sólo o con algún familiar acunándolo. Estas tomas distan
del impacto de las primeras porque simplemente parecen niños descansando
tranquilamente.
Estas fotografías simulan que los bebés duermen plácidamente, no impresionan tanto como otras, más bien trasmiten una melancólica paz. |
Otra variante del retrato
mortuorio era fotografiar al fallecido directamente en el lecho de muerte, en
este tipo de tomas se añadían flores como elemento decorativo. Tampoco se
libraban los animales a la hora de ser fotografiados sin vida.
Si es cierto que hay algunas
verdaderamente estremecedoras. En algunas se ha esperado muchos días para
realizar la foto, o el fotógrafo no tenía mucho éxito a la hora de colocar los miembros
rígidos, cerrar la boca o abrir los ojos del difunto. Pero he decidido no
incluir ninguna de esas fotos más desagradables en este post.
Si te interesa el tema: Memento mori: Fotografía post mortem
Fuente: wikipedia.org
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